Con frecuencia, hacer memoria genera sentimientos de rabia, frustración y dolor; sobre todo, en contextos de violencia, desigualdad, abandono, entre otros. Recordar el pasado tiende a generar zozobra por aquellas heridas que pueden estar presentes en nuestra alma por situaciones vividas y momentos experimentados que, de una u otra forma, nos afectaron de manera negativa.
Por: Victor Manuel Cocomá.
Pensar en el futuro, cuando se carga con una pesada maleta de sentimientos que afligen, es todavía más difícil. Imaginar un futuro de esperanza cuando el pasado no ha sido agradable se vuelve toda una titánica tarea. Darse la oportunidad de soñar y creer con una vida diferente, con oportunidades, objetivos y metas se convierte prácticamente en algo imposible cuando la tormenta del pasado camina detrás nuestro a nuestra misma velocidad.
Pablo, el apóstol al que se le atribuye la fundación de la iglesia cristiana, escribió lo siguiente en una de sus cartas enviadas a una de las primeras iglesias de Asia:
“Yo sé muy bien que todavía no he alcanzado la meta; pero he decidido no fijarme en lo que ya he recorrido, sino que ahora me concentro en lo que me falta por recorrer. Así que sigo adelante, hacia la meta, para llevarme el premio...”
Con esto no quiero decir que nuestro pasado no importa, que no tiene significado o que simplemente tenemos que hacer de cuenta que no sucedió. Todo lo contrario, hay valor en poder reconocer que las experiencias que hemos vivido y las situaciones en las cuales nos hemos envuelto a lo largo de nuestra vida son lo que nos hace las personas que hoy somos.
Lo que sí es una realidad es que es una necesidad personal que cada vez que miremos hacia atrás, que cada vez que hagamos memoria, podamos perdonar y perdonarnos de tal manera que alcancemos el objetivo que se trazó Pablo de no fijarse en lo que ya había recorrido para concentrarse en lo que tenía por recorrer.
El miedo, entre otros sentimientos, que son fruto de los malos momentos de meses y años atrás, nos impide muchas veces agarrar impulso para correr la carrera de la vida con ánimo y valentía. Poder soltar el pasado, poder dejar de mirar hacia atrás con dolor, es una oportunidad que todas y todos debemos darnos para soñar y visionar una vida distinta, en lo personal y en lo colectivo.
¡Hagamos memoria! Pero permitámonos hacer memoria reconociendo que, si el pasado fue doloroso y frustrante, el futuro no tiene por ser de la misma manera. Caminemos, avancemos, corramos hacia adelante, hacia las oportunidades que podemos trazarnos, hacia las puertas que podemos abrir, para que nuestra vida, la vida de nuestra familia y la vida de cada colombiano sea distinta, sea mejor. Que en el futuro, cuando hagamos memoria del pasado, las cosas sean transversalmente diferentes, porque hoy decidimos perdonar, perdonarnos y avanzar.
Autor:
Victor Manuel Cocomá. Es un jóven pereirano, comunicador social, periodista y un apasionado por la paz y por poder consolidar una cultura de paz y sana convivencia en Colombia. En la actualidad tiene la oportunidad de contar historias y dar a conocer las voces de quienes viven en las zonas más afectadas por el conflicto y la pobreza, a través de su trabajo en un proyecto que hace seguimiento al Acuerdo de Paz.