“Los barcos están seguros en su puerto, pero no fueron hechos para eso.”
Escrito por: Tatiana Castillo - Psicóloga Clínica - @psitatianac
El cambio es parte de la vivencia del ser humano y un factor detonante de alteración de nuestras vidas. “Se me mueve el mundo”, “me siento desorientado”, “me siento desestabilizado”, “me siento perdido”, son sensaciones biológicas, fisiológicas y emocionales que suceden cuando estamos atravesando procesos de vida que percibimos como amenazantes.
El temor será protagonista en los procesos de cambio porque cada uno de ellos trae inminentemente una pérdida, y con ello, duelos constantes que vamos atravesando a lo largo de nuestras experiencias.
¿Habrá disciplina más valiosa y comprometida que aquella que atiende al bienestar humano en sus procesos de cambio? Es aquí cuando aparece la psicología, una ciencia que nos acerca al ser humano en su sentir, pensar, actuar y nos da la capacidad de abarcar la salud mental desde las relaciones, situaciones y nuestra interacción con el mundo exterior e interior.
Somos seres relacionales desde el inicio de nuestra existencia, por tanto, construimos y trazamos camino a partir de nuestra historia de aprendizaje, forjamos creencias, valores, creamos vínculos y forjamos nuestra manera de mostramos al mundo. Sin embargo, antes de ser seres relacionales, somos seres biológicos, y nuestro cerebro reptiliano se va adaptando a lo conocido y lo que hemos introducido como parte de la cotidianidad.
Te pregunto ahora mismo, notas cómo sientes la ropa sobre tu piel, o la silla donde estás sentado, o los ruidos a tu alrededor. Inmediatamente pondrás atención, sin embargo, es algo a lo que el cerebro primitivo se ha habituado, entonces, ¿qué pasaría si algo de allí cambia o perdemos eso que hemos dado por sentado? Nos pondremos en inmediata alerta, perderíamos la comodidad y adaptabilidad construida y por ende, llegará el miedo a lo desconocido generando gran estrés y malestar.
Muchas veces vivimos sin entender el propósito de ese sufrimiento y creamos conductas para evitar el dolor, que por consiguiente podría llegar a sentirse como algo que comúnmente conocemos como la depresión. El ser humano tiende a silenciar emociones, anestesiar sentimientos, situaciones, personas, hechos, que de cualquier manera, hacen parte de nuestra historia.
De acuerdo a estudios, el ser humano está determinado en un 20% por las circunstancias y un 80% restante por cómo responde ante esas circunstancias. Somos observadores de nuestra propia experiencia y por ende, nuestro diálogo interno determinará los pensamientos y emociones ante el cambio. Pareciera increíble asimilar que en muchas de las situaciones sentimos que gran porcentaje del malestar inconcebible y desgarrador, está en lo que es externo y no en cómo se elige vivirlo.
Y es que es una realidad que los cambios son permanentes. Cambia el ciclo de vida con las etapas de vida. Cambian las dinámicas relacionales, vivimos la muerte como cambio inminente a través de la pérdida de seres significativos. Cambiamos de trabajo, de vivienda, de cultura, costumbres, hábitos y así es como vivimos miles de cambios día a día.
Visto desde el dolor y el miedo, eso nos genera neblina, oscuridad, ansiedad, inestabilidad e incertidumbre. Pero, visto desde la resiliencia, la construcción y evolución, los cambios son propósito y significado. ¿Este cambio para qué? Eleva tu conciencia.
No quiero hacerte spoiler, pero muchos de los momentos importantes del ser humano tendrán un bagaje emocional en diferentes intensidades y tonalidades. Pero, gracias a la mochila de herramientas que has construido con tus propios recursos, podrás enfrentar de una mejor manera los nuevos retos, nuevos cambios y nuevas etapas.
La psicología entonces nos ayuda a gestionar y movilizar esos recursos cuando es difícil ser ese observador o cuando es difícil salir del hoyo o de la arena movediza en la que nos podemos sentir. Es importante abrazar los procesos de cambio, abandonar la lucha con nosotros mismos, pero sobretodo, es importante conocernos genuinamente, desde las luces y las sombras. El autoconocimiento nos permite ser autocompasivos.
Si ahora estás pasando por un momento de cambio y movimiento en tu vida, donde inundan las ideas de incomprensión, injusticia o la gran pregunta: ¿hacia dónde ir?... no dejes apagar las luces que aún permanecen encendidas (¡!), y aférrate al sentimiento, trasítalo, comprende su propósito presente, por ejemplo con un te reconozco y te acepto. Mira hacia atrás y mira el esfuerzo que has hecho para llegar hasta aquí y para atravesar momentos difíciles que han sumado.
Ningún barco fue hecho para estar en su puerto. Aún, encontrándose seguro, experimentará la marea y la oleada. Regálate el poder de detenerte a pensar en qué cambios han permitido crear la versión que eres con tus virtudes y defectos que dan y darán significado a tu ser.
¿Quién es Tatiana Castillo?
Psicóloga clínica, con tres años de experiencia en el sector clínico y hospitalario, promoción y prevención de la salud en diferentes poblaciones. Estudiante de Maestría en Psicología Clínica y de la Salud, Psicooncología y Cuidados Paliativos. Enormemente apasionada por la labor constante de la disciplina psicológica como ciencia desde el entendimiento y comprensión, hasta el acompañamiento e intervención de los procesos del ser humano.